domingo, 8 de junio de 2008

EL RESCATE DE LA MEMORIA


Probablemente la mayoría estará de acuerdo en que cuando hablamos de Salvador Allende, las visiones son distintas y muchas veces interesadas.
Para los antiguos socialistas y muchos otros, hoy en la Concertación, no pasa de ser ese monumento de piedra al cual una vez al año ponen unos cuantos claveles. De lo que hizo o planteó como ideas o conductas, nada.
Para muchos de la izquierda actual más radical, no pasó de ser un reformista, con una visión reduccionista de su legado.

Por eso creemos necesario aportar algunos antecedentes que permitan una visión más amplia y quizás más justa de su legado.
No vamos a enumerar una larga lista de logros durante su gestión como Ministro de Salud durante el gobierno de P. Aguirre Cerda, o como diputado o senador que fueron innumerables y siempre a favor de los intereses populares.
Veamos su análisis de la sociedad:

"Heredamos una sociedad lacerada por las desigualdades sociales. Una sociedad dividida en clases antagónicas de explotadores y explotados".
Señalar
“dividida en clases antagónicas de explotadores y explotados” es un análisis marxista y es el reconocimiento de que los actores fundamentales son los sectores populares.
“Una sociedad dividida, en que se niega a la mayoría de las familias los derechos fundamentales al trabajo, a la educación, a la salud, a la recreación, y hasta a la misma esperanza de un futuro mejor".

E insiste en ello
"...una sociedad crudamente desigualitaria, estratificada en clases antagónicas…”
"... enfrentar el poderío de la clase dominante, al mismo tiempo movilizar a todos los chilenos para edificar la República del pueblo trabajador"
" ...el campesino concientizado sabrá que la tierra tiene que producir para él y sus hijos, ..”
"....Los trabajadores deberán dirigir las empresas. ...Son los trabajadores, la fuerza creadora de la economía, quienes deben tener el predominio de la economía nacional.
:"...siendo obligación de los trabajadores no permitir, no tolerar, no aceptar que se explote más a la mujer",

Por eso plantea que su gobierno será
" .... un proceso efectivamente revolucionario, que inicie la construcción de la nueva sociedad chilena y que señale también una ruta para América Latina".
Estas pocas líneas ilustran sólo un poco su forma de ver la sociedad y sus problemas y además dejan claro quien es el protagonista de los cambios y que tipo de sociedad debe construirse.
Indudablemente que es en el Gobierno de la Unidad Popular donde se plasman las ideas.
El que las fuerzas de izquierda (Partido Socialista y Comunista) más otras fuerzas aliadas ganaran las elecciones presidenciales de 1970, es el resultado de un largo proceso histórico ligado a la formación de las primeras organizaciones obreras. Ligado al desarrollo de las estrategias de los partidos socialista y comunista, al resultado de la situación internacional (guerra fría, revolución cubana).

Dentro de ese contexto, el programa de la UP (Unidad Popular), contenía medidas revolucionarias.
¿Qué serían medidas de carácter revolucionario?. Desde un punto de vista marxista, de una sociedad dividida en clases, la cuestión de la propiedad de los medios de producción es definitoria.
En ese respecto el programa contempló medidas revolucionarias que significó la ira de la derecha y el empresariado:
1) La Reforma Agraria, quitó las tierras a los latifundistas, para entregarla a los campesinos organizados en cooperativas u otras formas.
2) La intervención de las industrias privadas que boycoteban la producción, para ser entregadas a la administración de los obreros organizados.
3) Definición de las áreas de carácter estratégico para el país, como por ejemplo el Cobre, y se nacionaliza 100% la propiedad de las minas (hasta entonces eran propiedad de los norteamericanos.
4) También fue necesario controlar el crédito y los capitales, por lo cual la Gran Banca también fue traspasada al sector público (estatal).
Estas medidas revolucionarias no fueron letra muerta del programa, sino que se llevaron a cabo y ello significó que la burguesía planeara el Golpe de estado de 1973.

En el plano Internacional, siendo incluso Presidente del senado, Allende no dudó ni un minuto en apoyar y participar activamente en la OLAS, Organización Latino Americana de Solidaridad, (junto a Amilcar Cabral, Agostino Neto y otros) patrocinada por Cuba que pretendía reunir y apoyar a las organizaciones revolucionarias de Latinoamérica y Asia (1967).. No dudó ni un instante en dar protección a los miembros sobrevivientes de la guerrilla del Ché en Bolivia, y facilitar su vuelta a Cuba.
Estableció relaciones diplomáticas con todo el mundo socialista de ese entonces, Rusia, Cuba, Vietnam, Alemania Oriental, Yugoeslavia, etc.
El resto de las medidas de la UP, (las 40 medidas) se centran en estas líneas gruesas, y tendían a favorecer los interese populares en todas las áreas: educación,, vivienda, salud y trabajo.
Muchas fueron las medidas, y mucho más aún los desafíos de organización de la sociedad, del pueblo, para enfrentar la reacción brutal de la burguesía y los militares.
En su gobierno fueron ministros por primera y única vez, trabajadores como Carlos Cortés obrero de la construcción, Ministro de la Vivienda. Mireya Baltra, suplementera, Ministra del trabajo. Luis Figueroa, dirigente de la CUT, también Ministro del Trabajo.

Eso en relación al programa. Nadie puede dudar que las medidas fueron revolucionarias. Ni siquiera hoy, después de casi 40 años, existe un programa tan avanzado propuesto por alguna organización que se diga de izquierda y revolucionaria.
Lo que sí queda claro es que la forma que se eligió para llevar a cabo este programa, fue un gran error.


Si las medidas tenían como base un análisis marxista de la sociedad, la forma de llevarlo a cabo era una apuesta inédita: realizar los cambios dentro de la “legalidad” (de claro marco burgués), respetando la Constitución y las instituciones. Pero sobretodo, en la creencia de que las Fuerzas Armadas, respetarían también la Constitución y no intervendrían en la batalla entre la izquierda y la derecha.
Es cierto que dentro de los partidos Socialista y Comunista, el análisis político de la situación era que había que prepararse para enfrentar un golpe de Estado, sin embargo esa preparación (aumentar el apoyo y organización de los sectores populares, política militar dentro de los partidos, apoyo internacional) fue lenta, sin convicción por parte de muchos, y muy tardía. No sólo los partidos, pero Allende personalmente creía que este camino podía ser exitoso.
Este fatal error que significó la derrota del proyecto popular del 70, y la llegada de la más brutal dictadura que Chile haya conocido, no puede borrar el pensamiento progresista y revolucionario de Allende, por más que su estrategia de lucha, no se enmarcara totalmente dentro del análisis marxista. Hoy otros líderes latinoamericanos se plantean el mismo camino “legalista” para llevar a cabo los cambios estructurales en Bolivia, Venezuela o Nicaragua y cuentan con enfervorizado apoyo de muchos sectores de chilenos. Pero prefieren ocultar o descalificar la trayectoria de Allende.

Por eso en este aniversario de los 100 años del natalicio de Allende, nosotros queremos rescatar ese pensamiento, esa voluntad de liderar un proyecto claramente en beneficio popular, esa decisión de confrontar a la burguesía, de quitarle sus privilegios, de cambiar la relaciones de producción .De definir al trabajador, al obrero, al campesino como los constructores del nuevo proceso. Eso fue revolucionario. Así es reconocido en otras partes del mundo, más que en Chile.
Hoy tanto un sector como otro, minimizan o caricaturizan la imagen de Allende. Los socialistas de la Concertación, prefieren tener ese ideario en las bibliotecas, con llave, para no tener que responder de su conducta traidora y entreguista de hoy. La izquierda más radical, no quiere reconocer esas ideas porque no quieren tener ninguna identificación con un proyecto derrotado, y porque para algunos es más importante desarrollar actitudes “revolucionarias” reivindicando formas de luchas “violentas” sin considerar un análisis integral, completo de las características de la sociedad hoy.

Nosotros no tenemos complejos al reconocer este ideario. Asumimos que la derrota no sólo fue del gobierno de la UP y de estos “reformistas”, sino que definitivamente significó tremendo retroceso del movimiento popular, que hasta el día de hoy, después de 40 años, no somos capaces de superar. Entonces no basta descalificar. Ser marxista significa hacer un examen completo, de todas las variables, de las circunstancias históricas, de nuestro desarrollo nacional, de nuestra cultura, de las condiciones internacionales de la época, etc.

No permitamos que esta memoria se pierda. Ese programa, esas ideas, esas medidas, muchas de ellas están hoy día más vigentes que nunca.
Rescatemos esa imagen de Salvador Allende.

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