domingo, 12 de octubre de 2008

Octubre: “Mes del guerrillero heroico”



ó “Aún tenemos una tarea pendiente”.
Octubre. Mes del descubrimiento de América. En el colegio nos enseñan como fue que hombres de otras latitudes llegaron a estas tierras, y la “descubrieron”, como si antes que ellos, no existiese nada. Pisoteando, no solo las formas de vida que aquí existían una vez que encontraron las riquezas, sino toda la historia que estos pueblos ya habían construido. Eran civilizaciones de las cuales, lamentablemente hoy, no nos queda casi nada. Desde la llegada de los españoles, en definitiva del imperialismo, fue aplastado todo el desarrollo que habían alcanzado, la convivencia con la naturaleza fue modificada, la cultura ancestral desaparecida. Después de más de 500 años, el pueblo mapuche, quienes poblaron el territorio donde hoy vivimos antes de la llegada de los españoles, sigue peleando el derecho a la autodeterminación. Lo siguiente que nos enseñaron fueron las heroicas luchas por la independencia, y por eso en septiembre se celebra a destajo, tomando y comiendo lo que no tenemos. Según las sabias lecciones de la historia de Chile, tenemos que estar orgullosos de los héroes que nos hicieron libres del yugo español, pero no hay que ser mateos y sacarse puros 7 en historia para saber que eso es mentira. Otra burda mentira. 12 de octubre, día de la raza, ¡ qué raza si las exterminaron casi todas! . 18 de septiembre, día de la independencia, qué independencia si las cuentas de la luz se las pagamos a los españoles. Con el desarrollo de la globalización, hoy somos menos independientes que nunca, países como el nuestro, sub-desarrollados, han sido amoldados para depender de las grandes potencias que nos han colonizado. Esa ha sido la historia de nuestra América ultrajada, siglos de historia de saqueos y despojo. Nuestra identidad puesta a prueba por bastardos entreguistas, que han sido capaces de vender su propia tierra por putrefactas cuotas de poder. Pero no hay olvido, también han sido siglos de lucha por la autodeterminación de los pueblos. Esa memoria es la que hoy nos llama a rescatar los ejemplos de muchos hombres y mujeres que han dado sus vidas por un futuro digno y realmente independiente.


Octubre es también el mes del guerrillero heroico. Mes en el que se conmemora la muerte del Ché Guevara en Bolivia, una figura que algunos han llamado mítica. Escribiendo estas líneas, pienso que esto ha sido obra de quienes pretenden esconder la verdadera importancia de la figura del Che, pienso que ha sido una de las estrategias de quienes no están dispuestos a cambiar el orden actual de las cosas. Al posicionarlo casi como en un altar, para alejarlo de la mirada de quienes podrían intentar imitarlo, se trata de descontextualizar su lucha, de ponerlo a él, hombre de carne y hueso, como una figura casi perfecta. Pero el Ché fue parte de una lucha por la revolución social que traspasaba las fronteras de un territorio, que puso al centro la lucha de los oprimidos contra los opresores y esta lucha fue librada por individuos, que se propusieron reescribir la historia de América Latina. Junto a él cayeron muchos, convencidos de que la victoria o la muerte son las únicas respuestas posibles cuándo se está peleando todo o nada. Al matar al Ché, estaban intentando matar las más profundas ansias de justicia e igualdad, estaban intentando matar la posibilidad de erguir la cabeza frente al opresor. Ese fue el ejemplo que el Ché dejó en Cuba, pero en Cuba no vive solamente la idea de un hombre, vive el resultado de un proceso llevado adelante por miles de individuos, al resistir durante 50 años los ataques del imperialismo. El ejemplo del Ché vive también en Bolivia y en el Congo, fruto de su profunda convicción de solidaridad entre los pobres del mundo. Hoy día se hace presente, más que pasado, la idea del hombre nuevo. Todos sabemos que vivir en el capitalismo puede resultar aplastante, cada día podemos ver lo difícil que es mantenerse alejados de los “valores” que prevalecen en esta sociedad, el individualismo, el egoísmo, el consumo, la terrible idea de que para sobrevivir debemos aplastar al otro antes de que él lo haga conmigo. La certeza de que por mucho que nos esforcemos, nunca vamos a alcanzar el desarrollo humano e intelectual al cual podríamos acceder, porque todo lo que trabajamos es para seguir llenado las arcas de los ricos del mundo. La explotación de terno y corbata parece menos explotación que la exigida por el látigo, pero esa es la base del capitalismo y no va a dejar de ser así mientras no nos propongamos cambiar esta realidad, seguiremos siendo cómplices de la reproducción del actual modelo, los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez mas pobres, o en el mejor de los casos, donde mismo. La desmitificación de la figura del Ché supone creer profundamente en las ideas que a él mismo lo llevaron a dejar su vida en la selva boliviana. Ser capaces de dar un paso al frente y abandonar los vicios de este sistema, ponernos a disposición de la lucha y olvidar nuestros propios egoísmos y por que no decirlo, nuestro propio ego, no se trata de pensar que debemos escondernos en la selva para ver si conseguimos convertirnos en el Ché, sino de entregar nuestros mejores esfuerzos, hoy día, en el presente, por crear las condiciones para la construcción de una vida más digna para todos y todas, esa es la tarea que tenemos pendiente.
Creo que al hablar del Che, debemos hablar de verdaderos valores de humanidad, solidaridad, justicia y libertad, y no quisiera terminar este artículo sin continuar en el empeño de aportar a la necesidad que tenemos de constituirnos a partir de nuestra memoria histórica. Han sido muchos los ejemplos de coraje y valentía de los cuales podemos aprender. Muchos han quedado en el camino de liberación de nuestra América del dominio imperialista, y debemos saber que cada vez que nazca un germen de liberación, el poder de los explotadores caerá con fuerza sobre nosotros, debemos prepararnos, formarnos, cambiar, ser mejores, para poder ser, un día, no como el Ché, sino como la semilla de nuevas generaciones que construyan su propio destino.

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