domingo, 7 de septiembre de 2008

LA UNIDAD


1ª parte: Cual es el problema.

Después de casi veinte años desde que el plebiscito y las siguientes elecciones entregara el gobierno a la Concertación, la izquierda sigue siendo la gran derrotada. Y cuando decimos izquierda, queremos decir exactamente TODA. Desde el PC hasta los grupos más radicales tanto en ideología como en acción directa. Derrota, porque durante este tiempo no hemos sido capaces de cambiar en nada las cosas en nuestra sociedad, no somos capaces de proponer un programa mínimo que interprete los anhelos y esperanza de este pueblo, no tenemos iniciativa propia para intervenir en el período con una agenda propia (la Concertación y la Alianza sí la tienen).
Las organizaciones tanto políticas como de trabajo social después de la salida de los militares del gobierno, han tratado de realizar un trabajo político que en principio enfatizaba el distanciarse de lo tradicional (en política) buscaba nuevas formas de organización, de crear un nuevo discurso. En esta búsqueda se fue forjando la descalificación del otro, la desconfianza, la afirmación de la propia identidad por sobre la del otro, la atomización llevada al máximo, la desconfianza hacia las ideologías, la tergiversación de ellas, etc.
La mayoría de estas experiencias, no han podido desarrollarse más allá del ámbito y número que las vió nacer. Muchas han logrado permanecer, pero no crecer o crecer muy poco (es un período de 20 años). “en lo fundamental apuntaron a retomar la iniciativa estratégica, pero, lamentablemente sobre un escenario vacío de los principales antagonistas: la clase obrera y el pueblo”.

Por un lado, el PC no ha variado sustancialmente su estrategia ni su número, siempre medido por los resultados de su participación en las elecciones. Siempre se la ha jugado por la inserción en la institucionalidad, de “terminar con la exclusión” a través de negociaciones con la Concertación e incluso con RN. Pero no ha logrado aumentar su fuerza a través de otras estrategias, su discurso son las elecciones. Sus llamados a la unidad, siempre han tenido que ver con la formación de Movimientos (casi siempre los mismos aliados) para enfrentar una elección. Ni siquiera se le da continuidad después para mantener esa fuerza.
Otros partidos de relativa importancia como el PC(AP), tienen un discurso diferente en su estrategia, pero también pretenden participar del proceso electoral para acumular fuerza, aunque no es la única forma que desarrollan.
También para ellos la Unidad, es un tema incluído en su discurso, pero que en la realidad se limita a las elecciones. De hecho el año 2007, estuvieron presentes en la Coordinadora por un 1º de mayo alternativa, y nó así el año 2008.

Otras organizaciones más a la izquierda de estos partidos mencionados, por ejemplo el FPMR, no tiene una posición concreta frente a la unidad. Más preocupado por su desarrollo propio, este tema en estos momentos no los involucra. Su estrategia de crecimiento expresa una posición clasista, no participa de las elecciones. Está desarrollando un trabajo en lo social que se manifiesta en su presencia en lo sindical y estudiantil, principalmente.

El resto de organizaciones de izquierda, más pequeñas, a veces solo grupos de compañeros, con debilidad en lo orgánico y en lo ideológico y en sus capacidades para elaborar proyectos estratégicos de desarrollo y crecimiento, son los que muestran mayormente la necesidad de la Unidad. No estando de acuerdo con estos partidos ya “tradicionales” buscan nuevas formas de organización y de lucha, pero su capacidad no se los permite. Por eso más que nadie necesita de la Unidad. Sin embargo, esta necesidad muchas veces choca con problemas como la “ideología” no siempre clara, la defensa de la “autonomía” que no permite involucrarse con otros, la descalificación de los demás, etc.
Algunos de estos sectores, como los llamados Anarquistas, tienen claramente una posición de acción directa, como única forma de lucha, siendo en lo demás muy dispersos. Más aún, la autoproclamación de “anarquistas” es cuestionable en muchos de ellos, ya que este adjetivo muchas veces se reduce a la negación de la organización, y cómo sabemos no es posible reducir la ideología anarquista a tan simple forma.

La realidad hoy nos dice que esta dispersión esta gritando por la UNIDAD, después de ver que estos proyectos ensayados durante veinte años, no nos han hecho avanzar en un proyecto popular que recupere la protagonismo, que de esperanzas de un mañana mejor, que cumpliríamos los anhelos de un gran cambio en nuestra sociedad, que sea capaz de convocar a las mayorías.

El problema en este llamado, en este deseo, es a nuestro parecer generalizar el concepto de UNIDAD queremos. Todavía para algunas organizaciones, el llamado de Unidad es “vénganse con nosotros”, y eso naturalmente impide a la gran mayoria a responder al llamado. Para otros es una Coordinación de trabajos, en que se definen líneas coyunturales de trabajo, lo que puede significar problemas de representaciones, de pérdida de identidad, de la votación democrática que genera minorías.
A veces la Unidad en los hechos, se da solo en la acción directa, por parte de pequeños grupos, que actúan en la convocatoria masiva que otros hacen.

Es difícil convocar a la Unidad. Nos falta mucho. Lo único que sabemos es que es más que anhelo, es un deber de las organizaciones de izquierda, ante la impunidad con que actúan tanto los partidos de la Concertación como de la Alianza. Hacen y deshacen, sin que una verdadera alternativa se levante frente a ellos. De ahí nace la necesidad, de recuperar el terreno perdido tanto durante la dictadura como con la Concertación, de la necesidad de que alguien en forma responsable políticamente pueda presentar un programa que incluya las urgentes demandas de los sectores sociales más pobres de este país.

A nuestro juicio, son tantas las razones que nos separan legítimamente o nó, que creemos que el proceso será largo y que por eso debemos empezar por lo más esencial.
Lo primero, en esta etapa es identificar a nuestro enemigo común.

Ese enemigo no es el partido o la organización o colectivo que tiene formas diferentes de pensar, dentro de parámetros de izquierda.
No son nuestros enemigos quienes sostienen interpretaciones diferentes de una ideología (siempre dentro del marco clasista, progresista o revolucionario),
No son los que interpretan la historia un tanto diferentemente, o tienen una concepción de partido diferente.
No son los que utilizan formas de lucha con otros énfasis.

Nuestro enemigo, es aquel
Que es parte y sostenedor del sistema que domina la estructura social,
Son los partidos políticos de la Concertación y la Alianza que defienden los intereses de los grandes empresarios y de los dueños de este país, negando a las grandes mayorías de sus derechos: de niños, jóvenes, de estudiantes, mujeres y trabajadores de este país.
El dueño de las grandes empresas que roba y explota a los trabajadores, que se queda con las cotizaciones y nó impone, que ni siquiera paga el sueldo mínimo, que hace trabajar 10 o 12 horas, no respetando las 8hrs legales.
Los que discriminan a la mujer en el sueldo y en su calidad de madre.
Los corruptos que se roban la plata de todos los chilenos.
Los enemigos son los dueños de colegios que lucran con la educación y condenan a la ignorancia y la pobreza a los jóvenes.
Enemigos son los que crearon el Transantiago, donde los empresarios reciben ganancias y subsidios por un pésimo transporte y todavía piden más plata.
El enemigo es el dueño de fundo que paga sueldo miserables a las y los temporeros, y además los somete a contaminación con productos químicos que los enferma o mata.

Hay enemigos exteriores que muchas veces no reconocemos.
Son las grandes empresas extranjeras que se adueñan de nuestras riquezas, como el cobre por ejemplo, y del agua y de la electricidad. Los grandes Bancos.
Los grandes países como Estados Unidos y la Comunidad Europea, que nos imponen medidas económicas, políticas y militares ajenas a nuestras necesidades.

Allí esta el enemigo. No el que esta al lado nuestro. Esa es la gran diferencia que hay que hacer.
Hoy día tendríamos que aplicar ese famoso dicho “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”. En esta etapa de dispersión es necesario que todos actuemos de alguna forma juntos. En el camino tendremos tiempo para conversar, para discutir, ver nuestras diferencias, resolverlas. Pero tenemos que crearnos esas instancias donde sin perder nuestras identidades, nuestras propuestas propias, seamos capaces de actuar en conjunto, de respetarnos como distintos y lo que es más importante actuar juntos frente al enemigo.
Hagamos los esfuerzos “por superar esta derrota e iniciar nuevamente un proceso de reconstrucción orgánica, de rearme ideológico y de recomposición moral”.(Reinaldo Troncoso)

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