
El año del camaleón
Como una de las siete plagas bíblicas este año hemos sido invadidos por una proliferación de estos reptiles rastreros. La verdad es que no debieran sorprendernos pues han sido habituales en la fauna política chilena a lo largo de nuestra historia, cómo olvidar al gorila golpista Carlos Ibáñez del Campo que luego se transfiguró en democrático Presidente o años después al traidor Gabriel González Videla, que de ser elegido con los votos comunistas luego los condenó al exilio y al paredón. Pero nunca como este año habían proliferado tanto estos animales, al punto de llegar a convertirse en plaga, talvez sea una consecuencia más del famoso cambio climático.
Cual eximios travestís, nuestros prohombres de la política se nos cambian de color y de bando como quien se cambia calzoncillos, a tanto ha llegado la capacidad de imitar a los animalejos estos que no sólo copiaron su capacidad para el cambio de color sino que también lo duro de sus pieles y caras. Quien se habría imaginado al gordo traidor de Flores que de ministro de la UP se convierte en escudero de Piñera y a este último de lame botas de la dictadura se nos viste con ropajes democráticos o al cara dura (o nariz dura) de Frei que de privatizador aventajado ahora se intenta ocultar tras los colores de los nacionalizadores y así podríamos seguir mencionando a los Ominami, Arrates y Comunistas.
No habrá zoológico capaz de contener a tanto reptil exótico por lo que queda al pueblo resolver el problema y como a toda plaga sólo es posible exterminando al animal en cuestión.
Lo importante es la acción, pero no se debe olvidar que sin organización no hay acción que sirva, deshacerse de estos reptiles exige del pueblo una acción conjunta. Como cuando se combate una plaga de ratas de nada sirve fumigar una casa de la población pues las ratas huyen hacia las otras, por lo que la única forma eficaz de terminar con la plaga es colocar veneno en toda la población y en este caso en particular será necesario fumigar un país completo, pues lo más seguro sea que no sólo nos enfrentemos a estos reptiles grandes, sino que seguramente todo el país esta invadido por camaleones pequeños, cuya única gracia es la capacidad de cambiar de color, comer lo que se les cruce por delante y calentarse la guatita al sol.
Como una de las siete plagas bíblicas este año hemos sido invadidos por una proliferación de estos reptiles rastreros. La verdad es que no debieran sorprendernos pues han sido habituales en la fauna política chilena a lo largo de nuestra historia, cómo olvidar al gorila golpista Carlos Ibáñez del Campo que luego se transfiguró en democrático Presidente o años después al traidor Gabriel González Videla, que de ser elegido con los votos comunistas luego los condenó al exilio y al paredón. Pero nunca como este año habían proliferado tanto estos animales, al punto de llegar a convertirse en plaga, talvez sea una consecuencia más del famoso cambio climático.
Cual eximios travestís, nuestros prohombres de la política se nos cambian de color y de bando como quien se cambia calzoncillos, a tanto ha llegado la capacidad de imitar a los animalejos estos que no sólo copiaron su capacidad para el cambio de color sino que también lo duro de sus pieles y caras. Quien se habría imaginado al gordo traidor de Flores que de ministro de la UP se convierte en escudero de Piñera y a este último de lame botas de la dictadura se nos viste con ropajes democráticos o al cara dura (o nariz dura) de Frei que de privatizador aventajado ahora se intenta ocultar tras los colores de los nacionalizadores y así podríamos seguir mencionando a los Ominami, Arrates y Comunistas.
No habrá zoológico capaz de contener a tanto reptil exótico por lo que queda al pueblo resolver el problema y como a toda plaga sólo es posible exterminando al animal en cuestión.
Lo importante es la acción, pero no se debe olvidar que sin organización no hay acción que sirva, deshacerse de estos reptiles exige del pueblo una acción conjunta. Como cuando se combate una plaga de ratas de nada sirve fumigar una casa de la población pues las ratas huyen hacia las otras, por lo que la única forma eficaz de terminar con la plaga es colocar veneno en toda la población y en este caso en particular será necesario fumigar un país completo, pues lo más seguro sea que no sólo nos enfrentemos a estos reptiles grandes, sino que seguramente todo el país esta invadido por camaleones pequeños, cuya única gracia es la capacidad de cambiar de color, comer lo que se les cruce por delante y calentarse la guatita al sol.
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