sábado, 23 de junio de 2007

Una expriencia de Lucha y de Construcción Popular: El Crearte y el profe Willy





“Con las puertas abiertas al sueño, con los sueños abiertos de par en par,
con la fe que recobra el aliento y vuelve a la batalla.
Con las voces venciendo al silencio, con un himno que de ganas de cantar,
con el coro que se alza sin miedo y nunca más se calla.”


Para quienes fuimos formados al calor de las organizaciones poblacionales, es fácil comprender que las distintas expresiones de la cultura popular son claves a la hora de adquirir conciencia de la realidad y desarrollar un pensamiento crítico frente a nuestra sociedad. Es por ello que tenemos la convicción de que es necesario multiplicar las experiencias de construcción popular desde la poblaciones, similares a las que hemos conocido (Centros Culturales, preuniversitarios populares, Tomas, Bibliotecas Populares, etc.) y crear las nuevas que puedan responder de mejor manera a las actuales condiciones sociales, políticas y económicas en que deberán desenvolverse.
Creemos que la izquierda ha tratado de muchas formas de realizar trabajos en la poblaciones que tengan algún grado de incidencia en la realidad político-social, muchas de estas formas han terminado cumpliendo funciones asistencialistas y otras -a pesar de sus dificultades y lentos procesos- han contribuido a la generación de conciencia en los sectores populares. Es por ello que nos interesa rescatar una de estas ultimas experiencias positivas, no con el afán de buscar recetas para la construcción social, sino de realizar una análisis de la situación de actual de las organizaciones sociales que incorpore más elementos que los de nuestra experiencia inmediata, como también conseguir extraer la visión y la evaluación de parte de uno de los protagonistas de una experiencia relativamente exitosa, o por lo menos de grandes magnitudes y de gran extensión en el tiempo.

El Trabajo Social que comentaremos, es una experiencia entorno a una serie de Centros Culturales dirigidos por el Profesor Guillermo Cortez en la Comuna de San Ramón. Este trabajo no se limitó a un sólo Centro Cultural, pero sí existió una continuidad a pesar de los cambios de sede o de nombre, cuyo máximo y más reciente referente fue el CreArte, que al igual que sus predecesores cumplió la misión de acercar a la población, sobretodo a la juventud, al arte, la música y las distintas expresiones de la Cultura Popular. Este trabajo que se extendió por casi dos décadas, puede decirse que fue exitoso más allá de los factores enumerados, por lo que significó para varias generaciones de jóvenes que participaron en ella, las que encontraron un enorme mundo distinto a la pobreza, a la droga, a las botillerías y a la delincuencia de la cual estaban rodeados y que permitió a una gran mayoría vencer y superar ese tipo de condiciones.

Conversando con el Profe Willy sobre el trabajo por él realizado, descubrimos por una parte que las razones iniciales de su parte para llevar a cabo un trabajo como el de un Centro Cultural en condiciones tan desfavorables como las de la población, pasó principalmente por la vivencia que arrojaba su rol como Educador, es decir, era visible una contradicción notoria con lo se hacía en la escuela (en la cual trabaja) y lo que le sucedía a los jóvenes al volver a su realidad, a su población, en que el contexto no permitía que los pequeños aportes que entregaba la escuela fueran aprovechados por los estudiantes. Así llega a la conclusión de que no es suficiente con el trabajo formal realizado en la institución educativa. Se decide a crear un Espacio que permita vincular a los jóvenes con la Cultura Popular, para así conseguir la toma de conciencia sobre la realidad.
Si bien se crearon una infinidad de talleres y un sin numero de actividades, en torno al Centro cultural y que contaban con una alta participación de los pobladores, evaluando lo realizado el profe plantea que uno de los errores principales del trabajo fue que nunca se profundizó en cual debía ser el contenido del trabajo, no existió una discusión permanente sobre los objetivos políticos de este, a su vez el trabajo se realizó en términos que ahora podrían calificarse de paternalista, ya que no hubo una preocupación consciente en función de la preparación de una generación de recambio ni de líderes dispuestos a asumir las tareas necesarias para el funcionamiento del trabajo. Concluye que no existió una “política de formación de Cuadros” y que si bien algunos de los participantes más directos tenían claro los objetivos políticos y sociales del trabajo, estos no fueron capaces de cruzar de forma transversal a su organización y a sus áreas de influencia. Se plantea que de haber existido un programa “sistemático” de educación política o de formación, estos errores no hubieran sido tan determinantes. Por otra parte todos los participantes coinciden a la hora de la evaluación en que “se pasó muy bien” participando en las distintas actividades realizadas, pero que a pesar del inmenso trabajo realizado, los frutos son pocos, si lo que se evalúa son los factores de conciencia y organización popular en la población.

Entre los factores que facilitaron el trabajo, desde su experiencia, nos cuenta que la existencia de un Poder Antagónico claramente identificable como Pinochet en los tiempos de dictadura, permite y de alguna forma potencia el que la gente se organice en función de sus propios intereses, la necesidad de saber contra quien se lucha. También agrega que la existencia de un líder reconocido, pero por sobre todo legitimado, hace que la construcción social se dinamice, la gente se hace mas receptiva a los mensajes que se le quiere trasmitir, situación que en su caso se vió favorecida por su condición de profesor de la escuela de la población. Cabe destacar también, un elemento de suma importancia que se relaciona con el tema de la autonomía, que es la existencia de una relativa garantía en el financiamiento del grupo, dado por la colaboración individual y por las actividades de autofinanciamiento generadas por el mismo grupo.

Los factores mencionados nos llevan al menos a una reflexión sobre nuestra actividad social en la actualidad, que muchas veces evaluamos sólo en relación a factores Cuantitativos, o sea, la cantidad de pegas que tenemos en las poblaciones, el numero de compañeros que logramos convocar o la cantidad de libros que tenemos en las bibliotecas populares, olvidándonos de los factores Cualitativos del trabajo y que en las condiciones de derrota o al menos de retroceso de la fuerzas revolucionarias, podrían ser de mayor utilidad, considerando nuestra limitadas capacidades y las dimensiones reales de nuestras organizaciones. Factores tales como la discusión sobre los objetivos políticos que persigue nuestro trabajo social, que supere el asistencialismo y el paternalismo, pero también los sectarismos que a veces reproducimos por nuestro celo casi paranoico con respecto a “la consecuencia”, en otras palabras la preocupación central en esta etapa todavía debería estar enfocada al Contenido de nuestras actividades políticas, sociales o culturales, si lo que queremos es que esta sociedad se haga cada día mas justa y digna de ser defendida por todos.

Nos interesa destacar este tipo de instancias de organización por todo lo que aportaron al Campo Popular, destacando mas aún el análisis y la autocrítica realizada por el que fue su principal líder, ya que a pesar de todo el tiempo transcurrido, existe de su parte la energía intacta, las utopías más vivas que nunca y las ganas de cambiar la sociedad absolutamente presentes, a pesar de todas las dificultades personales que significó dedicar una vida a la difusión de la cultura popular y a la concientización de la población. Es por ello que nos identificamos con una de las conclusiones que el profe comparte con nosotros: “La generación joven carece de grandes motivaciones, pero creo que es culpa de nuestra generación por fallar en la formación política de ellos, como izquierda debemos dejar de llorar y no volver a cometer los mismos errores”.

Colectivo PensarAxión

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