viernes, 27 de julio de 2007

EDITORIAL



Tan cerca y tan lejos. Talvez esta sea la mejor forma de describir la posición de Chile con respecto a Latinoamérica. Hoy cuando la globalización homogeniza no sólo los esquemas económicos, sino que sobre todo los aspectos culturales y valóricos. El mundo pareciera marchar uniformemente por la vereda del capitalismo, los pueblos latinoamericanos intentan crear sus propios caminos de justicia e igualdad; sin pretender decir que algunos de estos procesos sean francamente revolucionarios, sí al menos podemos rescatar elementos antiimperialistas, de participación popular y de franca resistencia a los dictámenes globalizantes del imperio y sus instrumentos de control como son por ejemplo el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la ONU.
En ese camino de resistencia, encontramos al inclaudicable pueblo CUBANO que este 26 de julio celebra un nuevo aniversario del asalto al cuartel Moncada, inicio simbólico de su proceso revolucionario, que día a día nos entrega lecciones prácticas de lo que significa hacer una revolución, por ejemplo. Hoy cuando todo el mundo habla de problemas energéticos y de abastecimientos de combustibles, en Chile se lanzan campañas y se nos incita al cambio tecnológico para ahorrar (todo esto con cargo al consumidor obviamente), el estado cubano asume la iniciativa y realiza el cambio gratuito de todas las ampolletas incandescentes del país por otras de bajo consumo, y por otro lado promueve y subsidia en un 50% el cambio de todos lo refrigeradores.
Al norte de Sudamérica encontramos al hermano pueblo de Venezuela con su singular proceso, cómo no admirar a un pueblo que rescata a su Presidente de las garras golpistas, evidentemente que con todas las dudas que aún puede despertar su proceso, tiene cosas que deberíamos mirar con atención como experiencias de participación, por ejemplo la creación de los círculos bolivarianos y su rol en defensa de la revolución bolivariana.
Bajando un poco más al sur encontramos al pueblo Ecuatoriano que hace unos años derribó presidentes corruptos y entreguistas, liderados por el movimiento indígena. Como no estar atentos y mirar adonde va ese proceso hoy cuando su actual presidente convoca a una Asamblea Constituyente e intenta disolver el Congreso, reducto de los poderes tradicionales en el hermano país.
Más cerca aun, en el límite este de nuestro país se encuentra el históricamente el pobre pueblo Boliviano viviendo su propio proceso de cambios luego de imponer sus pueblos originarios un Presidente proveniente de las luchas sociales y de clase largamente libradas.
Y al otro lado de la cordillera sólo hace unos cuantos años el pueblo pobre a despecho de dirigentes y conducciones tradicionales botó presidentes uno tras otro e instaló su presencia en el centro de la política argentina. Que esos hechos no llegaran a buen puerto será tema de debates varios, pero lo que no se puede debatir y por el contrario deberá ser estudiado y admirado es la capacidad de organización y lucha logrado por un pueblo hastiado de miserias y postergaciones.
Por su parte en Europa se imponen las derechas más recalcitrantes como por ejemplo la francesa.
Es en este escenario americano y mundial que no podemos obviar, donde debemos situar nuestros esfuerzos por cambiar la sociedad que nos ha tocado en desgracia vivir, es en esas experiencias cercanas y lejanas donde talvez podamos extraer lecciones que nos ayuden a crecer, organizar y luchar, para hacer realidad nuestros sueños.

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