domingo, 21 de octubre de 2007

EL CHE A TRAVES DE SUS PROPIAS PALABRAS



Hablando de las características que deben tener los combatientes revolucionarios dice:

“la moral de un ejército tiene dos fases que se complementan mutuamente; hay una moral en cuanto al sentido ético de la palabra y otra en su sentido heroico; toda agrupación armada, para ser perfecta, tiene que reunir ambas”.
“La moral en un sentido heroico es esa fuerza combativa, esa fe en el triunfo final y en la justicia de la causa que lleva a los soldados a efectuar los más extraordinarios hechos de valor”.
“Moral de lucha tenían los «maquis» franceses que emprendieron la lucha en condiciones difíciles, aparentemente sin esperanzas, abrumadoramente adversas y, sin embargo, por la convicción de que peleaban por una causa justa, por la indignación que provocaban en ellos los crímenes y las bestialidades de los nazis, supieron mantener la acción hasta vencer”.
“Moral de lucha tenían los guerrilleros yugoslavos que con el país ocupado por una potencia cincuenta veces superior se lanzan a la lucha y la mantienen, sin desmayo, hasta vencer”.
“Moral de combate la que tuvo el Ejército Rebelde en las sierras y llanos de nuestros campos de batalla. Y eso mismo es lo que le faltó al ejército mercenario para poder hacer frente al aluvión guerrillero. Nosotros sentíamos el verso vigoroso de nuestro himno nacional: «Morir por la patria es vivir»; ellos lo conocían por cantarlo, pero no lo sentían en su interior. El sentimiento de justicia en una causa y el sentimiento de no saber por qué se pelea en la otra, establecían las grandes diferencias entre ambos soldados”.

Durante la lucha revolucionaria en Cuba, estudió mucho a José Martí y llegó a admirarlo tanto, que siempre le sirvió de ejemplo y apoyo durante la guerra

“Si de esta conversación entre ustedes y nosotros quedara algo, si no se esfumara, como se van las palabras, me gustaría que todos ustedes en el día de hoy... pensaran en Martí. Pensaran como en un ser vivo, no como un dios ni como una cosa muerta; como algo que está presente en cada manifestación de la vida cubana, como está presente en cada manifestación de la vida cubana la voz, el aire, los gestos de nuestro gran y nunca bien llorado compañero Camilo Cienfuegos. (Aplausos.) Porque a los héroes, compañeros, a los héroes del pueblo, no se les puede separar del pueblo, no se les puede convertir en estatuas, en algo que está fuera de la vida de ese pueblo para el cual la dieron, El héroe popular debe ser una cosa viva y presente en cada momento de la historia de un pueblo.

Después del triunfo de la Revolución, es nombrado en diversas responsabilidades que lo obligan a profundizar en los problemas especialmente económicos y sociales de la sociedad: respondía

“¿Qué es subdesarrollo? Un enano de cabeza enorme y tórax henchido es “subdesarrollado”, en cuanto a que sus débiles piernas o sus cortos brazos no articulan con el resto de su anatomía; es el producto de un fenómeno teratológico que ha distorsionado su desarrollo. Eso es lo que en realidad somos nosotros, los suavemente llamados " subdesarrollados", en verdad países coloniales, semi-coloniales o dependientes. Somos países de economía distorsionada por la acción imperial, que ha desarrollado anormalmente las ramas industriales o agrícolas necesarias para complementar su compleja economía. El "subdesarrollo", o el desarrollo distorsionado, conlleva peligrosas especializaciones en materias primas, que mantienen en la amenaza del hambre a todos nuestros pueblos. Nosotros, los "subdesarrollados", somos también los del monocultivo, los del mono-producto, los del mono-mercado. Un producto único cuya incierta venta depende de un mercado único que impone y fija condiciones, he aquí la gran fórmula de la dominación económica imperial, que se agrega a la vieja y eternamente joven divisa romana, divide e impera”.

“Las condiciones objetivas para la lucha están dadas por el hambre del pueblo, la reacción frente a esa hambre, el temor desatado para aplazar la reacción popular y la ola de odio que la represión crea. Faltaron en América condiciones subjetivas de las cuales la más importante es la conciencia de la posibilidad de la victoria por la vía violenta frente a los poderes imperiales y sus aliados internos. Esas condiciones se crean mediante la lucha armada que va haciendo más clara la necesidad del cambio (y permite preverlo) y de la derrota del ejército por las fuerzas populares y su posterior aniquilamiento (como condición imprescindible a toda revolución verdadera)”.

“Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que éste se percate. Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito. Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller -verídico o no-, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos”.



Un convencido de la necesidad de triunfo de la Revolución, creía firmemente que el fundamento esencial de los cambios era la conciencia, y para ello era necesario transformar al hombre. Debía nacer un HOMBRE NUEVO.
“Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca”.
“En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender el camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aún dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma”.
“Ya no marchan completamente sólos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia, constituida por el Partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero ésta no se vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista”.

“El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta de mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor”.

“Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social”.


Si queremos realmente homenajear al Ché, aparte de ponerse una camiseta con su figura, debemos aprender a tener su consecuencia de lucha, su valor para enfrentar los desafíos, a ser un estudioso de los problemas, a tener una visión clara del proyecto por el cual luchar, a ser un hombre sensible frente a los demás compañeros y a tener un compromiso sin límites con la lucha. A 40 años de su muerte, el Ché sigue siendo un desafío para todos.

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