domingo, 21 de octubre de 2007

La Anarquía-Bohemia y la Whizquierda

Mucho tiempo Ha pasado desde la última gran derrota del Movimiento Popular Chileno, demasiadas han sido las heridas que sanar y los valiosos compañeros que recordar u homenajear, lo que ha llevado a que una de las prácticas más comunes dentro de los distintos sectores de izquierda -o que se identifican con esta- sea la de juntarse a compartir y a recordar a los caídos y las antiguas luchas en compañía de unos cuantos vinos o a unas caribeñas botellas de ron añejo. Sin que pensemos que esto por sí mismo sea negativo, creemos que si la práctica política de la izquierda o de estos compañeros se reduce a esto, así realmente nos genera una serie de problemas. Por una parte, claramente no nos permite avanzar en la superación de la derrota política y moral y por otra parte construye un imaginario colectivo que produce rechazo en el resto de la sociedad.

La otra vertiente ubicada en esta inconsciente vereda popular, se encuentra la “juventud rebelde” de ropas oscuras, de pelo largo, de causas políticas que se podrían resumir como anti-todo. Creo que a todos los lectores de este artículo les será fácil identificar al grupo del cual les hablamos, son aquellos que nos hemos acostumbrado a llamar por “anarquistas” pero que sin embargo, su práctica y sus ideales están lejos de acercarse a la de los incansables luchadores sociales del último tercio del siglo XIX y de la primera mitad del XX . No, lejos de merecer este adjetivo por su acepción ideológica, lo merecen más bien en su acepción vulgar, es decir, los que promueven el desorden, el caos y lo que es peor la desorganización.
Ambos grupos, de gran amplitud dentro de la izquierda chilena, tienen la capacidad de hacerse notar y de impactar periódicamente a la sociedad, tanto al nivel de los medios de comunicación como en los barrios y poblaciones en que el pueblo vive. Los mas jóvenes dándole una mano al gobierno y a los narcos, defendiendo el consumo de drogas como la marihuana, argumentando “que es parte de un estilo de vida alternativo, no-capitalista” “que el problema es el tráfico, no el consumo” identificando estos vicios con Rebeldía. Claro, si su forma de luchar contra el sistema capitalista, es rebeldía, estamos convencidos de que aquello nunca le ha hecho ningún tipo de daño a este y a lo más le ha servido para sacar valiosas lecciones y para fortalecerse. Nosotros reconocemos que si, en serio, se pretende derrotar a este injusto sistema de opresión, se debe actuar en consecuencia, además, de promover valores y actitudes que digan relación con una alternativa de vida. No es posible que la práctica política sea la extensión de esa rebeldía infantil (por otra parte natural) que dice “no mamá no me quiero comerme la comida” y por eso ahora soy vegano, “no me gusta el uniforme del colegio” por eso ahora mi ropa parece un diario mural o un collage con dibujos y consignas ininteligibles.
Pero detengámonos un momento, alguien podría hacernos la siguiente pregunta ¿y esto qué les importa a ustedes?. A primera vista no debiera importarnos pero por el contrario tenemos la obligación de preocuparnos por este tipo de prácticas y de actitudes, ya que nosotros como organización política y social estamos empeñados en derrotar este sistema capitalista destructor de la vida humana y de construir una alternativa real. La anterior no es una tarea fácil ni de corto aliento, es por ello que no podemos permitir que esta causa y este objetivo general, sea el escudo utilizado por estos grupos para sus acciones individualistas. Principalmente porque sus prácticas nos generan fuertes inconvenientes en la construcción del Movimiento Popular. Por ejemplo, estos grupos de “anárquicos” (mas que Anarquistas) toman como justificación fechas como el 29 de marzo o el 11 de septiembre (de tradicional lucha popular) para ir a jugar con los pacos y descargar toda su rabia y resentimiento de una forma violenta (o sea, como terapia), sin que el resto del año exista de su parte un trabajo serio de construcción política, educativa al interior de las fuerzas del pueblo, mas allá de que con estas acciones pongan en peligro sus rebeldes vidas. Lo que nos preocupa; es que ponen en peligro a la misma población, a la organizaciones conscientes que allí trabajan, mas aún, contribuyen en gran medida a deslegitimar en la opinión publica las luchas sociales y populares.

Para nosotros la única forma de poder enfrentar seriamente a este inhumano sistema y de tener alguna posibilidad de derrotarlo es siendo Revolucionarios, mas allá de los encendidos discursos, de las poleras del Ché, de la música que escuchamos o de la literatura progresista, debemos serlo en la práctica, pues la rebeldía natural tarde o temprano se pasa. El difícil camino que nos conducirá a ser verdaderos revolucionarios exige de cualidades como la disciplina y el compromiso, las cuales no frecuentan, tampoco en aquellos grupos de ex-combatientes que seguramente asistirán orgullosos al recital (homenaje) al Che el 5 de octubre y que después terminarán ebrios cantando alguno de esos añejos himnos de las derrotadas revoluciones. Ya es hora de asumir una Lucha Popular con la seriedad y el compromiso que ésta difícil –pero irrenunciable tarea- requiere.

“Cuando yo sea el único Chileno que crea en la Revolución como vía de solución de los problemas del País, me echaré una M-16 al hombro y me iré a morir junto a la araucaria mas alta de la cordillera de Nahuelbuta”

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