domingo, 23 de diciembre de 2007

Democracia formal y policial versus democracia popular directa.

Llevan siglos tratando de convencernos que la democracia es el mejor modelo social, que ella asegura la participación y el control del pueblo sobre sus autoridades democráticamente elegidas, por el sacrosanto sufragio universal; que este mecanismo (el voto) es la única y legítima manera que tiene el pueblo de ejercer sus derechos. Y condenan a los cinco infiernos a todos aquellos que osamos cuestionar su bendito modelo de participación acusándonos de autoritarios, dictadores y de querer imponer modelos totalitarios en nuestro país, que supuestamente no respetarían la idiosincrasia y cultura nacional.
Por eso cada cierto tiempo nos dan clases magistrales de cómo funciona este lindo modelo, enseñándonos la validez y necesidad de votar cada cierto tiempo para elegir y legitimar a nuestras autoridades y por ende sus decisiones, tomadas por el bien del país en los espacios democráticamente definidos para ello, llámese congreso u otra institución. Es así como por ejemplo llegado el momento de definir políticas públicas para combatir la delincuencia todo se resuelve democráticamente entre los presidentes de los partidos de gobierno y “oposición”; cuando quieren ver de donde sacan plata para arreglar o mantener el entuerto del transantiago el gobierno buscará como financiarlo unilateralmente ya que la discusión y votación democrática en el congreso no le fue favorable; y, en educación después de largas y acaloradas discusiones entre miembros de una comisión nombrada a dedo los presidentes de partidos de gobierno y “oposición” aprueban la nueva ley general de educación.
Si consideramos la insignificante cantidad de personas que militan en los partidos políticos y los métodos de toma de decisiones importantes para el país, es fácil llegar a la conclusión de que su tan mentada democracia, no es más que una farsa montada con periódicos shows electorales para mantener las cosas en el mismo lugar de siempre, aparentando cambios para que nada cambie en donde da lo mismo por quien usted vote o deje de votar, los que tienen el poder seguirán siendo los mismos que por siglos han dominado nuestro país.
Entonces va siendo hora de que empieces a cuestionarte tu cómoda participación ciudadana y de una vez por todas tomemos el destino de nuestro pueblo en nuestras manos construyendo los órganos de poder popular que garanticen la soberanía del pueblo sobre su presente y futuro, que garanticen y provean los canales de real y verdadera participación en la toma de decisiones que afectan nuestro futuro y el de nuestros hijos.


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