martes, 22 de julio de 2008

EDITORIAL JULIO



Admiración es el sentimiento que nos provoca cada año la conmemoración del aniversario del asalto al Cuartel Moncada, heroica acción liderada por Fidel Castro, que marca el inicio de la última parte de las luchas independentistas cubanas iniciadas en el 1868 por Céspedes, Agramonte, Maceo, Calixto García y otros; continuadas en el 1898 por José Martí y los veteranos Maceo y García. Gestas que la generación del centenario (José Martí 1853), - encarnadas en Fidel y Raúl Castro, Abel Santamaría, y un largo enjambre de héroes públicos y anónimos— supieron interpretar y llevar a su plena realización con el asalto al Moncada y luego al triunfo de la revolución en 1959.

Cada año el 26 de julio marca para los chilenos el inicio de la segunda parte del año político, muchos toman esta fecha de homenaje a la revolución cubana, como un acto más, que solo sirve para el reencuentro, como un acto de contrición, liturgia purificadora para el remordimiento de conciencia de unos pocos que además aprovechan de ver a amigos y compañeros que de forma directa o indirecta disfrutaron de la solidaridad cubana durante la dictadura fascista que nos sometió durante diecisiete años. E incluso para algunos cubanos que hoy viven en chile con remordimiento, arrepentimiento y nostalgia por la patria lejana.

La nostalgia, el arrepentimiento y los homenajes de nada sirven si no son acompañados de la vergüenza; vergüenza de haber profitado, parasitado y fagocitado de los logros de la revolución, vergüenza de DISFRUTAR de las comodidades del capitalismo sin mover un dedo en agradecimiento a la innegable e inmensa ayuda y sacrificios asumidos por el pueblo cubano durante el gobierno de la Unidad Popular, luego en apoyo a la lucha contra la dictadura y aún hoy formando médicos y otros profesionales; vergüenza de no denunciar a los gobiernos concertacionistas cobardes y malagradecidos que se atreven a votar en contra de Cuba en la ONU, vergüenza de no denunciar al imperialismo norteamericano que no sólo se empeña en su criminal bloqueo económico sino que además encarcela injusta y arbitrariamente a cinco patriotas cubanos por casi 10 años, vergüenza debieran sentir quienes hoy abusan de la solidaridad cubana y aun envían a sus hijos a estudiar a Cuba pudiendo costearla en Chile, vergüenza de esconder tras el ropaje de la solidaridad con Cuba ambiciones personales y sólo buscar figuración, beneficios económicos o ganar una beca para un familiar o amigo.

En el año de Cincuentenario de la Revolución Cubana, es tiempo de que los homenajes den paso a la solidaridad concreta y cotidiana. Hoy es necesario promover y difundir los logros de la revolución. Hoy es un deber la defensa de los Cinco Patriotas Cubanos encarcelados en Estados Unidos. La ayuda material nunca estará de más en las escuelas cubanas.

Hoy la isla resiste y construye heroicamente el socialismo y mantiene en alto la bandera de la dignidad y la esperanza de que un mundo con justicia e igualdad social es posible, para los pueblos de América latina.

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